SIETE RAZONES PARA RECORDAR 2020
Dos mil veinte es un año para recordar. Hemos sufrido, hemos llorado, nos hemos sentido cautivos y enfermos. Dos mil veinte es un año para recordar. No hemos tenido vida social, la crispación ha definido muchas relaciones, el miedo y la vulnerabilidad han estado muy presentes. Dos mil veinte es un año para recordar. Han muerto familiares, amigos y personas a las que no conocíamos. Dos mil veinte es un año para recordar. Es el año de la guerra provocada por el ataque de un virus. Es el año en el que comenzó una pandemia en el mundo.
Muchas han sido las experiencias que hemos vivido en 2020. Por su intensidad quizás nos hayan dejado más huella que cualquier calamidad del pasado y algunas personas desea olvidarla. Sin embargo yo no quiero olvidar y compartiré con los lectores las razones por las que tendré muy presente este año.
La primera y la más profunda es que estos doce meses nos han desbaratado nuestras rutinas. Tenemos que adaptarnos a la nueva realidad. Esa adaptación, además de ser una necesidad, requiere fuerza, consciencia, responsabilidad, serenidad y compromiso con uno mismo y con los demás. Y en ese empeño estoy.
Mis razones son:
1.- LOS ABRAZOS.
Hasta ahora quizás hemos intelectualizado demasiado el verbo amar. Con cierta distancia observaba la idea preciosa de amarnos los unos a los otros. Imaginaba un mundo mejor gracias al amor. Una idealización que en general resultaba difícil poner en práctica, por la supervivencia del ego y el miedo, por la separación entre uno mismo y los demás.
Recordaré que en la pandemia no hemos tenido reparos en amarnos más, a pesar de las barreras de la obligada distancia social y del peligro del contagio. El afán de querer y dar abrazos ha surgido en 2020. Recordaré el AMOR y los ABRAZOS como muy necesarios.
2.- DEJAR EL INTENTAR CONTROLAR TODO.
Vivimos intentando controlar cada ápice de nuestra existencia. El control de nuestra casa, de lo que pasa en mi familia, del trabajo que desempeño, de mis relaciones…Queremos llevar el mando en cada faceta de nuestra cotidianeidad. Y cuando las cosas no resultan como deseamos, nos disgustamos, nos frustramos. Resulta que el virus nos ha hecho ver que no tenemos el control. Que ni siquiera los gobiernos tienen el control de lo que creíamos moldeable: economía, sanidad, justicia, sociedad, etcétera. No obstante, los seres humanos somos capaces de aprender no solo de nuestras experiencias, sino también de las experiencias de otros.
Así que recordaré que he de afrontar el futuro sin imponer demasiadas condiciones por mi parte. Lo que suceda me indicará lo que necesito hacer. Un virus me ha dejado fuera de juego, así que afrontaré el futuro sin preocupaciones inútiles. La experiencia junto con la atención y la presencia en cada momento serán las mejores guías. He sobrevivido a una pandemia. Esta sí es un certeza en este momento. Pondré la mayor de las energías en mí, en mi interior para seguir.
3.- CENTRARME EN EL PRESENTE SIN APEGO AL PASADO.
Han transcurrido ya diez meses desde que el Estado de Alarma comenzase en España. La promesa machacona de recuperar la nueva normalidad no se ha cumplido y parece que no se cumplirá en un futuro próximo. Lo que era normal es un pasado al que miramos con añoranza. Se despiertan en nosotros recuerdos a los que estamos atados con fuerte nostalgia. Estamos expectantes a pesar de la melancolía.
Así que recordaré todo lo bueno de mi historia, de mis recuerdos como impulso para enfocarme en el presente. No puedo desgastarme añorando un pasado que quizás no vuelva. Recordaré gracias a esta pandemia que el aquí y ahora es un regalo para mirar al futuro.
4.-LA MEJOR ACTITUD POSIBLE.
La pandemia es un acontecimiento en el que la capacidad de influencia de los seres humanos es muy pequeña. Podemos tener influencia para tratar el virus y curar a los enfermos. Podemos tener influencia para fijar una normas que eviten un mayor número de contarios. Pero, de momento, sobre el virus no tenemos poder. Quizás la vacuna nos de poder sobre el virus en el cuerpo humano, pero sobre el virus vagando por el mundo aún no tenemos poder.
Así que recordaré la importancia de una buena actitud ante los acontecimientos sobre los que no puedo influir. Haré lo que esté de mi mano para lograr resultados positivos, pero en la zona de impotencia y desamparo aceptaré los acontecimientos con la mejor disposición posible.
A pesar de todo, la pandemia nos ha recordado el valor que tiene la esperanza para el ser humano. Cuando han empezado las vacunaciones la esperanza ha vuelto a asomar en la rostro de muchas personas. Pero no solo la vacuna ha sido la causa de la esperanza. Cada día al levantarnos seguimos el camino, seguimos asumiendo responsabilidades , seguimos con ilusiones, metas, sueños, porque tenemos esperanza. A pesar de los días tristes, el entusiasmo interior nos foguea para continuar.
Así que recordaré que la palabra esperanza no está hueca aunque la tuviésemos aparcada por mil batallas, aunque viviésemos descreídos. Que la ESPERANZA es un gran valor en este tiempo. Y que sí conviene aferrarnos a ella como si fuera una gran mensajera de buenas noticias.
6.- LA INTELIGENCIA PRAGMÁTICA.
En época de pandemia hemos visto todo tipo de respuestas humanas. Algunas inspiradoras, otras deplorables. Así que cada uno de nosotros necesitamos actuar con una inteligencia pragmática, marcando límites frente a los comentarios o exigencias poco realistas de los demás. En el mundo particular de cada persona existen cosas factibles en esta situación. Quizás sean cosas austeras, pero posibles, como por ejemplo no realizar un viaje deseado, pero sí irte de excursión por tu región y descubrir el turismo rural; seguir con tu puesto de trabajo aunque sea en ERTE; comprar una cena más modesta en Navidad, y un largo etcétera.
Así que RECORDARÉ que quejarnos, criticarlo todo, ver el vaso medio vacío no nos da poder para vivir con lo que hay. Lo que hay es mucho y necesitamos inteligencia práctica para verlo y para ser felices con ello. Debemos descubrir lo maravilloso en las cosas cotidianas de esta época.
Recordaré el lema de Coaching Azul: “Haz primero lo que es necesario, luego lo que es posible y de repente te encontrarás haciendo lo imposible”.
Por último, mi última razón para recordar 2020, es el AGRADECIMIENTO que siento por todo lo vivido en este año.
Doy gracias por todas las personas que me han ayudado, que me han apoyado, que han confiado en mí, que me han escuchado, que han creído en mí, que me han dado, que me han respetado, que me han perdonado y que me han querido. Doy las gracias por tener la familia que tengo, los amigos y amigas que tengo. Doy las gracias a todos los que leen mis post y a todos los que nos seguís.
Os envío a todos un gran abrazo y os deseo un año 2021 lleno de salud, ilusión, amor y sabiduría.
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