REFLEXIONES DESDE EL CONFINAMIENTO
Comienzo este post dedicado al mes de marzo que en realidad es una carta personal en la que planteo interrogantes y aporto mis reflexiones sobre este confinamiento. Confieso que ha sido el post más difícil de redactar hasta ahora.
Hoy es 29 de Marzo, es decir, ya han transcurrido quince días desde que se decretó el Estado de Alarma. Me imagino que como a la mayoría, el confinamiento nos cogió por sorpresa. En el fin de semana anterior yo había estado disfrutando de la bella ciudad de Granada en compañía de personas entrañables. No me podía creer que de aquel magnífico escenario pasase al encierro en mi hogar por decreto ley.
Antes de entrar en el tema de este post, quiero manifestar que tengo muy presentes a las personas que están enfermas, a las que han muerto y a sus familiares. Ese dolor aunque estemos separados unos de otros, es palpable y rezo por ellas, por el mundo, por mis familiares y amigos. También rezo por todas aquellas que están cuidando nuestra salud y que están sosteniendo los servicios esenciales para que no se colapse este país al cien por cien. Les doy desde aquí mi eterno agradecimiento.
Como ya comenté con varias personas por video conferencia esta mañana, resulta necesario captar el mensaje de esta situación que no hemos elegido. Si no es así, estaremos perdiendo una información valiosa para saber qué está pasando y cómo podemos adaptarnos. Es decir, se trata de mirar de frente qué nos está diciendo la Vda, para ser sus aliados, para seguir su vaivén, porque ahora un agente infeccioso microscópico nos ha obligado a parar. Además nos ha impuesto retirarnos del exterior para recogernos en nuestras casas.
- ¿Qué hay de positivo en este CONFINAMIENTO?
1.- CAMBIOS
La palabra confinamiento se forma con el prefijo latino con- (conjuntamente, idea de encuentro, comunidad) y el sustantivo finis (límite, frontera, fin, final, confín). Así que la palabra significa <<convivir con el fin>>. A partir de ese sentido me hago un pregunta: ¿de qué fin se trata? ¿del fin del mundo?
No, no es el fin del mundo. Estamos ante una crisis en el sentido de que lo que hasta ahora podemos llamar <<situación de bienestar>> se ha roto en parte por una pandemia. La curioso es que al resquebrajarse, algunos nos preguntamos si era de bienestar. Muchas personas van más allá, porque plantean que esta experiencia marcará el comienzo del fin de un estilo de vida. Por elemplo la filósofa Adela Cortina afirma que: <<…la sociedad va a cambiar radicalmente… Después de esta crisis, va a haber un antes y un después…y para poder salir adelante se va a necesitar toda la capacidad moral y todo el capital ético de cada uno…>>.
Me encuentro entre los que no sabemos qué cambios concretos ocurrirán. Sí vislumbramos la posibilidad de que los haya. Por ejemplo, en la forma de trabajar o de relacionarnos. Se habla de potenciar el teletrabajo para disminuir la polución y conciliar la vida familiar, de ser mas solidarios y compasivos en nuestras relaciones, de tratarnos mejor alineándonos con lo importante de la vida, de trabajar y vivir y no vivir para trabajar. Esta experiencia provocará que muchas personas sepan qué quieren y se moverán orientadas para lograrlo. Las prisas, el ruido y el estrés de la vida en el exterior nos provocan bastante confusión, así que esta quietud nos permitirá ser más receptivos al futuro que queremos.
¿Qué cambios vislumbras tú desde tu experiencia personal, desde lo que tú estás pensando y sintiendo en este confinamiento?
2.- AUTO-REFLEXIÓN.
En este estado tenemos más tiempo para nosotros. El ritmo de nuestra cotidianidad se ha aplacado. Si además experimentamos la presencia de la muerte cerca nos sentiremos aún más parados, pues no podemos ni siquiera movernos para enterrar a nuestros fallecidos.
Estamos obligados a estar con nosotros mismos, así que irremediablemente entramos en estados de reflexión que comienzan con una pregunta:
¿cómo nos está pasando esto a nosotros que somos los favorecidos de todas las comodidades cada día?
Y en ese proceso de reflexión marcado por la incertidumbre, el miedo y también el dolor de muchos, seguimos avanzando según pasan los días y surgen destellos de claridad en algunas personas que van a identificar sus prioridades y probablemente inviertan su escala de valores.
¿Tienes claro cuales son tus prioridades?, ¿eras las prioridades que tenías hasta ahora?, ¿qué es lo que más valoras tras quince días de confinamiento?.
Como dice Jany Odell en su ensayo [1]: <<Los momentos más plenos de mi vida han sido cuanto estuve plenamente consciente de estar viva, con toda la esperanza, el dolor y la pena que conlleva para cualquier ser humano>> y añade <<La nada no es un lujo o una pérdida de tiempo, es una parte necesaria para que el discurso y el pensamiento adquieran sentido>>.
Es decir que en las épocas de quietud también somos eficaces, pues a veces ocurre que queremos buscar un retiro con la intención de concentrarnos en un trabajo que nos preocupa. Es una forma de dar con una solución más certera o un desarrollo de lo que tenemos entre manos que estaba bloqueado.
Como nos recuerda la profesora de filosofía francesa y Literatura comparada de la Universidad de Bard de Nueva York, Marina Van Zuylen[2] <<la mejor manera de encontrar una solución correcta es tomándose un descanso>>.
También ocurre que al retraernos estamos más cerca de nosotros mismos que de la influencia de las opiniones de los demás y por lo tanto esto favorece que tomemos decisiones guiados por nuestro criterio.
3.- AGRADECIMIENTO
En estos días, a las veinte horas, saliendo al balcón y aplaudiendo, muchas personas agradecemos la entrega y el sacrificio que los profesionales sanitarios nos dan cada día. Además ¿cómo no estar agradecidos por el trabajo de ciertos de personas para que tengamos cubiertas nuestras necesidades básicas? ¿Cómo no estar agradecidos por el trabajo solidario de cientos de personas atendiendo a sus familiares, amigos, conocidos y desconocidos?
Agradecer lo que la vida nos da cada día de diversas maneras te quita de un plumazo el sentimiento de apatía. Dar gracias por tener vida, techo, cobijo, salud, comida, agua, una familia, amigos y dinero para sobrevivir que es lo que toca en esta situación.
4.- EL VALOR DE CADA INDIVIDUO
En este tiempo hemos descubierto que todo depende de la conducta individual, porque el virus en cierta manera ha podido con el gobierno de la nación y con las personas e instituciones que ostentan poder sobre otras personas. Y resulta que la conducta de cada individuo es la clave para que salgamos todos adelante. Como no indica el filósofo Javier Gomá: <<Debemos ser ejemplares para no contagiarnos y no contagiar>>.
Además la aportación individual es de inmenso valor para todos cuando se trata de la entrega de todas las personas que trabajan en el sistema sanitario, público y privado, en la provisión de productos de primera necesidad, en la prestación de servicios esenciales para que las personas no pierdan su capacidad económica o sus derechos.
- ¿Qué hay de negativo en este confinamiento?
A nivel humano todos sabemos lo que nos estamos jugando y lo que estamos padeciendo con la enfermedad y la muerte.
La pregunta va dirigida a nuestro confinamiento en casa. Cada uno sabe mejor que nadie la parte negativa de este encierro.
Desde mi punto de vista lo negativo de esta situación que nos impide salir fuera es desaprovechar lo que nos ayuda a ir hacia dentro de nosotros mismos y estar con nosotros mismos de forma sosegada.
¿Cuáles son los principales obstáculos para no aprovechar esta introspección personal?
1.- El miedo, la furia, la ira. No es tiempo de juzgar y enjuiciar, es tiempo de atender a lo que debemos hacer para salvar la vida de todos y cumplir solidariamente.
2.- Estar colgado de internet, de WhatsApp, de las videoconferencias.
3.- Quejarnos a menudo.
4.- Reenviar todo los mensajes que recibimos sin filtrarlos. Aplicar al menos el filtro de la fiabilidad.
5.- Estar sobre-expuesto a las noticias.
6.- Evitar la soledad, luchar como sea contra ella para no tener momentos de soledad.
9.- El multitasking desaforado al que pretenden someternos con la cantidad de actividades, tareas, cursos, demos, videos que lanzan por internet.
10.- No descansar.
11.- No entregarnos al “dolce far niente”.
12.- Seguir apegados a la idea de la sobreproducción y auto-explotación como sinónimo de realización personal.
13.- Seguir apegados a la idea de que somos ciudadanos de provecho si realizamos múltiples tareas y todas ellas productivas.
14.- No escuchar a las personas que conviven con nosotros o no tener en cuenta sus necesidades.
15.- Controlar todo en casa de forma que los demás estén también bajo mi control. En ese caso no tendremos una convivencia pacífica o relajada.
¿Resulta lógico o coherente seguir haciendo lo que hacíamos antes de que la vida nos parase aunque sea en casa?
Si seguimos haciendo lo mismo ¿no estamos resistiendo a cambiar a pesar del cambio que te ha impuesto este virus y de los cambios que probablemente vendrán?
[1] Jany Odell. “How to do nothing: Resisting the attention economy”. Melville,2019.
[2] Marina Van Zuylen, A favor de la distracción. Ed. Elba, 2019.
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