NUESTRO NIÑO INTERIOR y UNA VALIOSA METÁFORA
Mi primer post del año va de metáforas. Una metáfora que quizás os resulte impactante y dura, pero que necesito compartirla con vosotros, para la reflexión de todos.
En procesos de autoconocimiento y desarrollo profesional, los facilitadores, a veces, utilizamos cuentos, relatos cortos y metáforas. Son herramientas que invitan a la persona con la que estamos trabajando a que reflexione sobre una determinada situación o cuestión. Para que ella además ella misma encuentre información propia, pero extra, dentro de sí. Digo extra, porque es una información con la que antes no contaba. Y no contaba con ella, porque no la podía considerar en sus procesos de cognición y razonamiento que estaban acostumbrados a un esquema repetitivo o limitado. Sin embargo, el cuento o la metáfora suelen provocan la amplitud y claridad suficientes, para que una persona vea donde antes no veía, sin que tenga que integrar nuestras ideas o las ideas de terceros.
Los cuentos y los relatos suelen ser pequeñas creaciones de sabiduría que obtenemos de maestros literarios, filosóficos y espirituales y que además se transmiten de generación en generación.
Por otra parte las metáforas son figuras retóricas de pensamiento a través de las cuales una realidad o concepto se expresan por medio de una realidad o concepto diferentes con los que lo representado guarda cierta relación de semejanza.
Y una de estas metáforas es la que voy a contaros hoy, porque el hecho que la inspiró es muy reciente y nos afectó a muchas personas de forma pronunciada durante los últimos días.
El fatídico accidente del niño Julen que se cayó en un pozo angosto y muy profundo sito en Totalán (Málaga) me provocó angustia. Seguí la noticia y en determinados momentos sentía ansiedad. Me imaginaba ese pequeño niño en un lugar tan profundo, tan oscuro, tan silencioso, tan vacío de todo: de alimentos, de agua, de aire y sobre todo del abrazo de su madre.
Y cuando fue rescatado ya muerto, aparte de lamentarme con tristeza, también sentí el alivio por el fin de su posible sufrimiento, pues no sabíamos aún que Julen había fallecido tras la caída el mismo día en que se produjo.
Este niño, Julen, para el que muchos españoles e incluso muchas personas del mundo hemos tenido pensamientos y sentimientos durante doce días, siempre deseándole lo mejor para él y sus padres, me ha llegado a un lugar hondo dentro de mí y de ahí surgieron las ideas que forman esta metáfora.
Es curioso porque la inspiración me llega en medio del dolor, de lo afligida que me siento al saber que Julen ya no viviría más.
La metáfora del niño Julen dice así.
- En nuestro más profundo interior, ahí donde no solemos ir porque está vacío, oscuro, silencioso y hasta olvidado habita el niño o la niña que fuimos. Es un lugar que parece no convenirnos, porque estamos enfocados a todo lo externo.
La Vida es muy ruidosa ahí fuera, demasiados estímulos y nos olvidamos de sentirla dentro, de sentirnos dentro, en definitiva.
- Hemos perdido algo muy VALIOSO y debemos ir a RESCATAR a ese niño/niña interior.
- Ha de salir y manifestarse como adulto. ¡NO PUEDE MORIR! Ha de salir y vivir.
- Rescatémosle con delicadeza, con mucho amor, con mucho sentido del humor quitando gravedad y seriedad a la Vida.
- Rescatémosle recuperando el sentido del juego que tenemos muy atrofiado por la codicia, el apego y el miedo.
- Rescatémosle y vivamos con ese sentido del juego que nos permite disfrutar de lo que hacemos.
- Ese niño, esa niña, tan en lo profundo de nosotros que fue todo entusiasmo, nos permite vivir creando, sintiéndonos inocentes y genuinos creadores, aceptándonos sin enjuiciamientos severos o crueles.
- Y si ese niño, es niña interior, están heridos, también es posible buscar ayuda.
Así que preguntémonos:
- ¿CÓMO ES TU NIÑO/NIÑA INTERIOR?
- ¿CÓMO PUEDES SER ADULTO CON EL NIÑO, CON LA NIÑA INTERIOR VIVOS?
Preguntémonoslo, porque como vivimos en esta sociedad, el niño, la niña interior SE MUEREN y NO PODEMOS PERMITIRLO….
Con profundo respeto comparto esta metáfora con vosotros.
D.E.P.Julen
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