NECESITAMOS PROFESIONALES CREATIVOS
Un letrado de la administración de justicia que escribe post en redes sociales, para sugerir intervenciones más colaborativas de los letrados, en pro de los acuerdos en tribunales; un magistrado de un tribunal contencioso-administrativo que escribe en su blog post de muy diversos temas y que incluso diseña una presentación original y esquemática con manejo de la tecnología digital, sobre los temas que serían o debieran ser objeto demandas judiciales tras el confinamiento (que por cierto resultó ser un resumen útil e incluso esclarecedor para ciertos temas que a algunos como letrados no habíamos considerado); un veterano y prestigioso abogado que además de ser escritor, despliega diversas actividades culturales para interés de muchos de sus seguidores e incluso clientes; una fiscal que se ha convertido en una especie de “celebrity” jurídica explicando en un lenguaje sencillo y con divertidas anécdotas en qué consiste la figura del fiscal, para conocimiento de sus miles de seguidores en internet; una abogada veterana que se ocupa con igual dedicación a la defensa de sus clientes cuando no queda otro camino que el juzgado equilátero que a la mediación y facilitación de negociaciones para personas y empresas atrapadas en conflictos, en un espacio que no es el juzgado.
Podría seguir, porque cada día me encuentro en la Red con otros muchos profesionales, pero los que cito me sirven para introducir este post con el que lanzo un mensaje claro:
Señoras y señores, en estos momentos, la creatividad es más necesaria que nunca. Así que necesitamos profesionales que además de ser rigurosos y éticos en el desempeño de sus servicios, den rienda suelta a su creatividad.
¿Qué es la creatividad?
La creatividad se asocia tradicionalmente con el arte, la interpretación, la escritura, la música, el baile, etcétera, pero la pulsión creativa es consustancial con el ser humano. En todos y cada uno de nosotros existe la capacidad para crear o percibir con nuevos ojos la realidad que creemos tener tan conocida. Como dice Pablo d´Ors “…lo que realmente mata al hombre es la rutina; lo que le salva es la creatividad, es decir, la capacidad para vislumbrar y rescatar la novedad…”[1]
¿Por qué no somos creativos?
Existen varias causas, pero desde mi punto de vista creo que la que mayor peso tiene es el componente emocional que acompaña al creador. El proceso de innovación en cualquier esfera está llena de respuestas emocionales y sentimientos. Miedo a lo desconocido, al que dirán, a que se rían, al ridículo, a que me critiquen. La inseguridad que sentimos por dejar lo conocido, por hacer las cosas de otra manera. La frustración por no ver resultados inmediatos o por no haber conseguido lo que pretendíamos. El desconcierto al entrar en otro ámbito que no se domina. La tristeza por no tener éxito y un largo etcétera.
FUEGO CREATIVO
Es decir, muchas personas se dicen así mismas que más vale la seguridad que la originalidad y resulta que no se dan cuenta de que este camino de la seguridad no estimula el entusiasmo o la fuerza que nos hace sentir vivos.
Por lo tanto, si queremos aumentar la creatividad y ya sabemos que en estos tiempos ambiguos e indefinidos la necesitamos más que nunca, debemos desprendernos del temor y del afán de sentirnos seguros.
¿Cómo podemos hacerlo?
Pues precisamente atendiendo al talón de Aquiles de nuestra creatividad que no es otro que las emociones.
Refiriéndome en concreto a los profesionales que cito en el título, en el proceso creativo resultan esenciales el pensamiento y el conocimiento amplio de uno o varios ámbitos de trabajo. Por ejemplo si pretendo crear un método para conseguir negociaciones exitosas en dos únicas reuniones está claro que necesito tener conocimiento y experiencia sobre comunicación, conflictos, negociación, conciliación, mediación, psicología, sociología…No obstante si en el camino de diseñar este método no soy consciente de mis emociones y no sé manejarlas, con toda probabilidad no crearé el método por mucho que sepa del tema.
La buena noticia es que no solo la alegría y el entusiasmo, o lo que muchos llaman el “subidón” son claves para tener ideas creativas, sino que la tristeza y la frustración también son la palanca para resolver problemas y además problemas importantes que pueden generar mucha tensión. Por ejemplo, pensemos en idear un plan para afrontar la crisis del coronavirus por parte de una gran central eléctrica para que los ciudadanos de una región no se queden sin suministro. En este caso la frustración o la tristeza que pudieron causar las noticias del virus que avanzaba hacia nuestra país hizo que muchos profesionales tuviesen actuaciones preventivas creativas, innovadoras y efectivas.
Según estudios científicos publicados, una emoción que inhibe sistemáticamente la creación es la ansiedad persistente. Necesitamos cierto estado de relajación y confianza. No hay mayor poder que estar relajado para crear.
Por ejemplo cuando estoy escribiendo en el ordenador y me surge un obstáculo, ya sea porque el ordenador me da algún problema o porque tengo que buscar información sobre un tema que tengo delante, me doy cuenta de que cuanto más ansiosa me pongo, más se bloquean las cosas. Entonces me detengo, respiro profundamente desde la zona abdominal, observo mi inquietud y al cabo de unos minutos suele haber un cambio positivo. Y si por casualidad veo que nada ha cambiado, me levanto para dar una vuelta, para ir a beber agua o incluso cierro la tarea para más tarde o para mañana si es que no tengo un plazo.
Precisamente la relajación es una forma de estar con nosotros mismos, sin que nuestra atención está disparada hacia los estímulos de fuera. Una vez que estamos relajados, necesitamos estar en soledad y entregarnos a lo que tenemos delante. Si es necesario, resulta útil tomar anotaciones de lo que vaya surgiendo. Como decía Picasso que la inspiración te coja pintando. Es decir, no podemos obsesionarnos con que la inspiración llegue desde el minuto uno y no nos abandone. El proceso creativo no se desarrolla así. A partir de la idea semilla, demos tiempo al tiempo, pero trabajando sobre ella.
De forma resumida he recogido unos tips para activar nuestro impulso creativo y para que no lo reprimamos por más tiempo. Como digo, ya no toca en la era post coronavirus.
1.- Cuando sientas un impulso creativo y te parezca que está fuera de tus posibilidades en este momento, haz al menos algo simbólico que lo apoye, pero no lo reprimas.
Por ejemplo si quieres ser director de cine, comienza por leer la trayectoria de grandes directores de cine, sus estilos de dirección, sus obras maestras. Este sería un primer paso y no se sabe qué vendrá después. Quizás llegues a escribir sobre cine en un blog y seas inmensamente feliz solo por esto. Pero si reprimes ese impulso y no haces nada, llegará un momento en que se convierta en una gran masa de agua que romperá las paredes que la contienen y puede pasar lo peor.
2.- Si quieres llegar a Madrid desde Asturias, has de arrancar el coche, sacarlo del garaje, salir de tu ciudad, Gijón, pasar a la altura de Mieres, etcétera. Es imposible que llegues a Madrid si no vas en la dirección adecuada y si no haces kilómetros con tu vehículo pasando por las diferentes etapas de tu viaje. El proceso creativo es igual. Así pues, resultan imprescindibles la paciencia y la persistencia. En definitiva, el paso a paso.
3.-No hay mayor proceso creativo que observar desde otra perspectiva (inexplorada) lo que no nos gusta de las situaciones, de las relaciones y de las personas que tenemos en nuestra vida. Esto no quiere decir que tengamos que soportarlas si tenemos la oportunidad de dejarlas y decidimos dejarlas, pero ¿solemos explorar antes el observar y valorar con creatividad lo que nos desagrada? En muchas ocasiones no nos permitimos que crezcan los sentimientos de simpatía y compenetración con los demás por la gran cantidad de prejuicios que tenemos.
4.- Si no se cuenta con apoyo en un proyecto nuevo es difícil continuar con él, pero entonces habrá que buscar algún recurso en nuestro interior para no desistir. En algunas personas funciona la fe en sí mismo o en Dios para seguir. También en otras personas funciona el sentido del humor e incluso del humor negro. Es decir, reírse de uno mismo, en concreto de los sentimientos graves que se pueden sentir en la soledad, funciona. Lo imprescindible es no sucumbir al desánimo abandonando la acción. Aunque se sienta miedo, seguir actuando.
5.- Interactuar con personas que tengan proyectos parecidos es muy positivo, porque uno no se sentirá tan solo para avanzar.
6.- El pasado es peligroso cuando de creatividad se trata, porque por las emociones como el temor o la inseguridad, solemos apegarnos al pasado. Nos apegamos a lo que ya sabemos cómo funciona, a lo conocido. Así que el pasado solo lo tendremos presente lo justo y como raíz de nuestra fortaleza para ser los dueños de nuestra propia historia. Quizás si algo tenemos que tener presente del pasado es la etapa en que éranos niños y nos atrevíamos a jugar con la novedad.
Y el último consejo está muy bien expresado en palabras de Pablo d´Ors cuando dice[2]:
“…Como novelista que soy, desde muy joven he sabido qué páginas de mis libros estaban inspiradas y cuáles no. En el fondo, es muy fácil descubrirlo: las inspiradas son aquellas que he escrito olvidado de mí, sumergido en la escritura, abandonado a su suerte…”
Así que el silencio y la meditación son un espacio más que óptimo para todo creador, porque de esa nada que es la meditación, puede surgir todo. La meditación y el silencio siempre son una oportunidad.
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