LA MANZANA DE ORO DEL CONFLICTO
«La manzana de oro del conflicto» es mi último post hasta que regrese del descanso que me he propuesto en el próximo mes de agosto.
Vuelvo a un tema que es mi especialidad y sobre el que ya escribí en el post de mayo. Este es una segunda parte de aquel titulado: «Algo que no te han contado sobre los conflictos y que necesitas saber» en el que avanzaremos en autoconocimiento. Como decía entonces no solo las personas interesadas en gestionar mejor sus conflictos cotidianos en los diferentes ámbitos como la familia, el trabajo, la empresa, etcétera han de tener en cuenta la dimensión interior del conflicto, sino, y como más razón, todos los profesionales vinculados de forma cotidiana con el trato de personas y por supuesto con los conflictos.
En esta ocasión recurriré la mitología clásica, pues sabemos que sus relatos no sirven para explicar el mundo y a los propios hombres. Antes de entrar de lleno en la historia del mito, he de referirme a las palabras que escuché el otro día en boca de Ramiro Calle.
Él comentaba que en la mente del ser humano se crean sus principales sufrimientos, es decir, el conflicto interior que nos habita . Pero la buena noticia es que un trabajo personal comprometido puede provocar su disolución y por tanto la ansiada paz.
Señalaba que las tres raíces de la aflicción del pensamiento son:
1.- La falta de lucidez, de claridad. La total confusión en la que viven muchas personas. Él resaltaba que vivimos en una sociedad confundida, así que no es de extrañar que las personas, aunque a veces se despierten con una tragedia como fue esta pandemia, vuelvan al sueño profundo de una sociedad dormida.
2.- La codicia, la avaricia, en definitiva, el deseo. Es decir, la incapacidad de vivir lo que hay momento a momento, de sumergirte con vehemencia y fruición en el presente, deseando lo que no hay o no se produce en ese presente.
3.- El sentimiento de odio, de aversión hacia el otro, hacia los demás, porque en definitiva odiar al otro es odiarnos a nosotros mismos, siguiendo el principio universal de que todos somos uno. Gotas de agua cohesionadas que forman un mar inmenso.
En el trabajo personal que él proponía para alcanzar la felicidad, resultaba imprescindible desterrar de nuestro pensamiento estas tres raíces de la desdicha.
Así que comencé a reflexionar sobre el conflicto interior y sus raíces y llegué al mito de la DIOSA ERIS o ÉRIDE.
Según la mitología, la diosa Eris (disputa en griego) es la diosa de la discordia. Era la personificación de la envidia, los celos y el odio entre los seres humanos. Por ser una diosa problemática y desagradable, Eris no fue invitada a la boda de Peleo y Tetis, lo cual le provocó un gran enfado. Así que se presentó en la celebración llevando con ella una MANZANA DORADA que dejó caer entre los dioses que estaban en el banquete. El fruto llevaba una inscripción “para la más bella” así que sembró desde ese momento un conflicto entre las diosas Hera, Atenea y Afrodita. Cada una la quería para sí la manzana al considerarse la más hermosa.
Ellas sometieron su conflicto a Zeus para que resolviera, pero él encomendó tal labor a Paris el príncipe de Troya.
Cada diosa le prometió cumplirle un deseo. Hera le prometió el poder político, Atenea el triunfo en toda guerra y Afrodita el amor de la mujer que él desease.
El veredicto final fue a favor de Afrodita y esta cumplió su promesa dándole el amor de Helena. Desde entonces las tres diosas fueron grandes enemigas.
El final de la historia es que el conflicto inicial de Eris provoca a lo largo del camino otros y finalmente el más grande: la gran guerra de Troya, después de que Paris raptase a Helena.
Eris, además, es gemela de Ares, dios de la guerra.
Como podemos ver, estas raíces de la aflicción y el conflicto intrapersonales están presentes en los protagonistas.
El odio de Eris al no verse invitada a la boda, azuza el deseo de tres diosas al tirarles la manzana de oro con la inscripción. No les vale con ser diosas de cada momento de su existencia, anhelan ser la más bella. De ese deseo personal, nacerá un enfrentamiento y al no ver colmado su deseo dos de ellas, provocará de nuevo un sentimiento de odio entre las tres. La realización del deseo de Paris, abocará en otro conflicto aún mayor, la guerra de Troya.
La mitología ofrece fábulas morales en las que bajo el velo de la alegoría se ocultan reglas de conducta o leyes de vida.
En este caso, parece que la lucidez o claridad está ausente en todos los protagonistas a la hora de afrontar el conflicto inicial produciéndose una escalada del mismo que terminará en la gran violencia de la guerra.
Así que parece que la aportación de un gurú espiritual del siglo XXI como es Ramiro Calle está en íntima conexión con la antigüedad de esta historia mitológica para preguntarnos por las raíces de nuestros conflictos:
1.- ¿Acaso no es fácil vernos reflejados en estos personajes cuando recordamos un conflicto familiar o entre compañeros de empresa o con nuestros amigos de toda la vida?
¿Cuántas veces por un mal entendido comienza un pequeño ruido de aversión, y que por reiteración de otras experiencias e interpretaciones negativas, aumenta pasando a ser un odio estrepitoso?
2.- ¿Cómo nos impulsan las emociones hacia el deseo? O ¿Es el deseo el que agita nuestras emociones? ¿Acaso el impulso de amar puede saciarse con la codicia de conseguir lo que no tenemos?
3.- ¿Conseguimos la paz interior conseguimos un deseo? ¿Cuánto dura esa sensación pacífica si es que la consigo al colmar un deseo? ¿Cuánto tarda en activarse de nuevo el radar de nuestra ambición en busca de algo que no tenemos?
4.- ¿Cómo funciona el odio o el resentimiento cuando se tejen los conflictos?
5.- ¿Soy capaz de ampliar la claridad en mi pensamiento para ver cosas que no veo a priori como son estos mecanismos antes citados, o como pueden ser son los sentimientos que tienen los otros?
6.- ¿Sé cómo funciona mi naturaleza? ¿Me conozco?
Podríamos hacernos muchas preguntas e invito a que los lectores se las hagan así mismos a propósito de las tres raíces citadas.
La que yo propongo para cerrar este post es:
¿Cómo puede el ser humano soltar la aflicción de su mente y disolver sus conflictos sino es desterrando las raíces que hemos mencionado?
Tenemos un tiempo maravilloso para ser felices, nada menos que hasta que nos vayamos de este mundo. Así que animo a todos a encontrar su camino de liberación. Cada uno ha de encontrar el método que más le guste, que le entusiasme, que le motive. Es una suerte para nosotros que haya muchos caminos que lleven al mismo lugar.
Que tengáis unas maravillosas vacaciones. Volveré en Septiembre con mi post mensual.
©Marta Antuña Egocheaga. Gijón, Asturias, 29 de Julio de 2020.
No Comments