JULIO: ALAS, ¿PARA QUÉ OS QUIERO?
Al buscar el origen etimológico de la palabra Julio, encontré diferentes teorías. Todas ellas recogen referencias a lo masculino (al emperador Julio César; al término “quintilis”, porque era el quinto mes del primitivo calendario romano, etc.), a diferencia de la mayoría de los meses que ya han transcurrido cuyos nombres tienen orígenes con connotaciones femeninas.
Así que la referencia a lo masculino, me hizo pensar en el SOL que es el protagonista absoluto de este mes y el sol me evocó irremediablemente el “modo vacaciones-verano” que hemos saboreado con placer muchas veces, aunque en alguna ocasión hayamos sufrido el agobio de las aglomeraciones en la playa, los atascos, los retrasos en el aeropuerto, los precios desorbitados en restaurantes u hoteles, el ruido de la movida nocturna y otros fiascos que forman parte de la versión más típica de los chistes de Forges “in the beach”.
En este breve post, me referiré al VERANO como una gran OPORTUNIDAD para entrenarnos en recuperar determinadas actividades, cuyos efectos son muy beneficiosos para nosotros. Las he llamado las actividades que NOS DAN ALAS, que nos “chutan” energía de la buena para vivir y que conjuran la limitada y asfixiante voz de nuestro EGO.
¿Recordáis aquel anuncio que decía «R.B…..te da alas»?
Pues estas actividades nos dan alas, en el sentido de que nos ayudan a quebrar con mayor o menor intensidad nuestro programa o rutina mental, nuestro modo de pensamiento automático, de forma que aunque solo sea por momentos (esto sería al principio de nuestro entrenamiento), podemos vivir la vida desde SER, ESTAR, SENTIR…y no solamente desde el pensar.
Estas actividades nos ayudan a NO INTELECTUALIZAR toda nuestra existencia, todas nuestras experiencias, relaciones, respuestas y acciones.
¿Sabemos, nos damos cuenta de que intelectualizamos hasta nuestros sentimientos?…
No voy a insistir en los numerosos efectos beneficiosos que producen (creatividad, bienestar, resolución, seguridad, etc.), porque no son objeto de este post y porque precisamente el fin del escribir el mismo es llamar la atención sobre la necesidad de que el ser humano moderno RECUPERE esta cualidad de SER, ESTAR, SENTIR…
Evidentemente, la mente, el pensamiento es muy útil para aprender, estudiar, trabajar, imaginar, diseñar, proyectar, reflexionar. Y ahí es donde ha de desplegar toda su fuerza, pero el gran error estriba en que la mente ocupe todo nuestra dimensión como seres humanos y además cuando el pensamiento del hombre moderno no roza en lo más mínimo la sabiduría.
Ahora bien, el requisito fundamental que debemos tener en cuenta para iniciar este entrenamiento en nuestras vacaciones de verano es que todas la ACTIVIDADES que citaré a continuación, se hagan de FORMA CONSCIENTE, esto es, ENFOCANDO NUESTRA ATENCIÓN Y NUESTROS CINCOS SENTIDOS al “momento a momento” en que se desarrollen.
O dicho de otro modo, debemos poner toda nuestra atención en todo lo que veamos, escuchemos, olamos y toquemos, y un buen truco para que la atención continúe puesta en lo que tengamos delante y no nos perdamos de nuevo en los movimientos y fantasías del pensamiento, es que nos anclemos en el momento presente con la sensación corporal y con la respiración abdominal.
A partir de ahí, solo tienes que comenzar tu entrenamiento, repetir las veces que sea necesario y continuar, a pesar de los fallos o claudicaciones que se produzcan. ¡No pares!
1.- Viajar
El programa de nuestro ego sucumbe ante la novedad. Aventurarnos a explorar nuevos territorios sacrifica la seguridad de nuestro ego en lo conocido. Viajar es una buenísima terapia anti-ego. Ayuda mucho.
2.- Recuperar el contacto con nuestro cuerpo
Es tal la energía que invertimos en la intelectualización de todo lo que nos sucede que nos olvidamos de estar conectados con nuestro cuerpo que es el soporte fundamental de nuestra existencia, que además es muy sabio y que nos comunica siempre si algo no anda bien, antes de que vaya a mucho peor. El problema es que no lo escuchamos, no le prestamos atención, no le damos la importancia que tiene.
Así que entregarnos de forma consciente a un buen baño de sol, de mar, de viento…y sentir luego los efectos que eso tiene en nuestro cuerpo es muy reconfortante.
3.- La actividad física
El deporte, la actividad física como correr, caminar, andar en bici, senderismo, nadar, bailar, etc. intensa o moderada no conoce de pensamientos.
Salvo que tengamos que desarrollar nuestra estrategia en una competición, no necesitamos el pensamiento para nada, así que si eres capaz de entregarte a la actividad física con consciencia corporal mandarás a paseo a la mente egótica y tendrás un subidón de energía.
4.- Aprender a meditar
La meditación es la mejor «medicación» para que la voz del ego se convierta en la voz de la sabiduría. No debemos matar al ego, sino transformarlo.
5.- Descubrir nuevas comidas, nuevos sabores, aromas, olores
Y entregarte a esa novedad aunque no te guste nada más que la tortilla de patata y la sidra o la “comidina” de mamá.
6.- Hablar en otro idioma. Aprender otro idioma.
E incluso si no hablas ni una sola palabra del idioma del país en el que te encuentres, intentar comunicarte con otra persona a través de gestos te obliga a renunciar a tu papel habitual de saberlo todo.
7.- Estar en contacto con otras culturas, vivir otra cultura durante varios días y cuanto más diferente sea a la nuestra, mejor, pues mayor será nuestro aprendizaje.
Nos daremos cuenta de que otros enfoques valen para otras personas tanto como el nuestro, aunque no los comprendamos o los rechacemos. Nos romperán esquemas.
8.- Explorar otras vidas, otros mundos y personajes a través de la lectura.
Leer siempre es un juego para nuestra imaginación y en verano tenemos más tiempo. Imaginar es no pensar desde nuestro ego.
9.- Disfrutar del ARTE en mayúsculas: pintura, escultura, arquitectura, música, conciertos, ópera…
Si esta posibilidad puede ser en otra ciudad o en otro país y al aire libre el efecto “alas” se multiplica por todo lo que venimos diciendo.
También es una buenísima idea probar a pintar, esculpir, diseñar la nueva decoración de tu salón, tapizar, y reparar algún pequeño mueble o enseres o redecorarlos, cocinar platos que nunca has cocinado con dos compañías: una copa de cristal bonita y delicada que contenga un buen vino y música…
Estoy segura de que pueden añadirse muchas más a esta lista, así que lector te invito a seguir con ella. Lo importantes es que te den ALAS para vivir todo el año, porque es posible.
Una vez más vuelves a dar en el clavo, me ha encantado!!
Gracias, querida Victoria. Un abrazo grande.
Me encanta!!!! ♡ Lectura imprescindible para estos meses de verano, ahora solo toca ponerlo en práctica!
Gracias, querida Marta. Espero que te sirva. Un abrazo grande.
Marta que bonito, viéndolo así vamos a querer que siempre sea VERANO