EL SUEÑO DE MAYO
Avanzamos en este mes con el CUARTO capítulo del relato que comencé a compartir en el post de Febrero. Como escribía entonces, en procesos de autoconocimiento y desarrollo profesional, los facilitadores, a veces, utilizamos cuentos, relatos cortos y metáforas. Son herramientas que invitan a la persona con la que estamos trabajando para que reflexione sobre una determinada situación o cuestión que le interesa o preocupa. También para que encuentre información propia con la que antes no contaba; bien porque no la podía ver, bien porque no la podía sentir, dado que al instaurarse nuestra propia habitualidad en las respuestas racionales y emocionales no nos permitimos otras posibilidades. Las historias, las cuentos, las metáforas y también los sueños provocan cierta apertura a lo nuevo dentro de nosotros mismos. Por eso son tan enriquecedores.
Este es el capítulo 4 del relato que estoy compartiendo con mis lectores y seguidores. Es bastante más largo que los que utilizamos en las sesiones, pero no por ello pierde valor para el fin que comento.
En total son CINCO capítulos que iré publicado a razón de uno por mes.
Están conectados y forman un todo, así que resulta aconsejable la lectura de los cinco por el orden sucesivo de su publicación. Además al final de cada capítulo, amplío información y siempre hago una propuesta para el lector.
El relato se titula “CUATRO SUEÑOS”.
“Esos cuadros caprichosos, puesto que se originan en nosotros,
pueden bien poseer un analogía con nuestra vida y nuestro destino”
Goethe
CAPITULO 4
UNA VEZ DENTRO NO QUERRÁS SALIR
Habían pasado cuatro días desde que me pareció haber visto sonreír a Fátima. Ahora no estaba seguro si había sido mi imaginación o no, porque volvía a estar rígida. Me metí en Internet para buscar información sobre el coma. Al navegar sin rumbo, encontré una página que recogía comentarios sobre las enfermedades en general, sin ningún rigor científico. El autor del artículo era un médico alemán que exponía su visión particular sobre el aspecto psicosomático de la mayoría de las patologías. Moví rápidamente el ratón en busca del coma. Al abrir la información leí entre otras muchas cosas: <<el alma interrumpe temporalmente su estancia en el cuerpo pendiente de decidir si regresa a él o se va definitivamente (…) Es aconsejable toda medida acompañante para el alma que sigue percibiéndolo todo.>>
Decidí convencer a Fátima para que regresara. Me vinculé secretamente con ella.
Me esforcé por realizar unas respiraciones abdominales sintiendo a la vez todo mi cuerpo y agudizando mi atención visual y auditiva. Con esta técnica tan sencilla conseguía silenciar el bullicio de mi mente, parar su movimiento loco de mil pensamientos y estar totalmente presente en el momento como había experimentado en el último sueño. Esa presencia me daba mucha calma que se interrumpió en seguida.
<<Doctor Moratinos, venga por favor>> __Maite, la joven psicóloga del sanatorio, me llamaba para atender a la señora Arrieta que enfadada reivindicaba de nuevo su estelar protagonismo. Antes, el momento de serenidad me había traído una idea, pero debía atender primero a la paciente más impaciente que estoy tratando. Algo malhumorado, la escuché con escasa atención. Y cuando aflojó su alteración y conseguí que se echara para que le midiesen la tensión, me fui a comer a la cafetería del sanatorio. Compartí la mesa con varios de mis compañeros para disfrutar de la rica comida que nos prepara Felisa, la jefa de cocina, cuando está de buen humor. Bebí vino tinto, algo peleón, más de la cuenta así que se me aflojaron las piernas y los brazos, ya algo pesados por el calor de aquel día. Con cierto letargo subí al piso superior, encaminándome hacia la habitación de Fátima. Una vez allí, celebré poder a sentarme junto a su cama en una confortable butaca, que el sanatorio tiene instaladas en cada habitación para los familiares que acompañan a sus enfermos. Antes abrí la ventana, porque la temperatura era sofocante en el cuarto que está orientado hacia al sur-este. Menos mal que el aire estaba revuelto y la fuerte brisa que entró, alivió algo mi sopor, aunque no tardé en entregarme a la siesta con sus escenas oníricas que tanto me gustaban últimamente.
En esta ocasión planeaba sobre el Cañón de Colorado dejándome llevar por las rachas de viento. Si intentaba controlar el vuelo, perdía la fluida seguridad y caía en picado durante breves momentos. Así que volvía a descartar mi afán por dirigir la marcha y funcionábamos sincronizados la corriente y yo.
<<Qué divertido>>, pensé. Descubrí en la profunda emoción del placer de volar, que en la mayoría de las ocasiones el único modo de estar al mando de un mismo es dejarse llevar por la vida y ver qué pasa. Recordé momentos de mi pasado en que las circunstancias se empeñaban en llevarme por una senda y mi resistencia me provocó sufrimiento, crisis, dolor, problemas. Es decir, lo que en este vuelo significaría caída en picado y siniestro.
Miré hacia el cañón y un águila transparente, con unos intensos ojos azules, subía disparado en dirección hacia mí. Grité y al producirse el choque, formamos durante un instante, una cruz. El animal que subía, la raya vertical; yo, la horizontal. En el punto de unión de ambos ejes sólo podía ver, escuchar, saborear y hasta casi palpar el presente. No podía recordar el pasado, ni preocuparme por el futuro y curiosamente sentía una enorme liberación. Ligero, ningún afán. Segundos después del impacto, caímos enredados y aterrizamos con suavidad sobre unas dunas de arena.
__¿He muerto?, ¿estoy vivo? __pregunté en voz alta.
El águila gaseoso caído junto a mí comenzó a reírse a carcajadas y me dijo: <<Ha sido divertido, ¿verdad? >>. Alcé mi cabeza y lo que había sido un etéreo animal alado, ahora no era más que una nube que me recordaba a los palitos de algodón que vendían las ferias durante mi infancia. <<Sube>>, me invitó.
Me levanté con rapidez temiendo que se fuera y me senté sobre ella. Comenzamos a elevarnos y me sujeté fuertemente a la nada, porque la nube no tenía cuerpo y nada tenía en mis manos. A pesar de ello, apretaba mis puños contra ella, creyendo que así me aseguraba para no caer.
<<¿Por qué no confías y te sueltas?, será divertido otra vez>>, me dijo.
Surcando el firmamento se dirigía hacia una espada que empuñaba un samurai con mirada de sabio ancestral. Aquel personaje imponía. A nuestra derecha, un espejo reflejaba la nube que me transportaba, pero encima no me vi yo, sino la imagen de Fátima. Ambas nubes avanzaban equidistantes en dirección a la espada. Cuando estábamos a punto de llegar al samurai, ella despareció, pero no dudé un segundo en empuñar la espada que guerrero me entregaba a la vez que me decía: <<La espada Cabiria es. La depositaria de tu confianza. Alza el vuelo sin miedo. Una vez que la riqueza intelectual se ha instalado, vuelve la confianza de un niño. Tu mente vacía de miedo y codicia. Vuela y vive como vuelas, con confianza. Bienvenido, ya estás dentro >>.
Me despertó Candela. <<Doctor Moratinos, ¡doctor! Se ha quedado dormido. ..¡Vaya!, se ha roto el cristal de la ventana, ¡Ay!, es que hay mucho viento. ¡Doctor Moratinos! Llamaré a mantenimiento>>.
En cuanto salió Candela para pedir ayuda, miré a Fátima. Sus mejillas estaban sonrosadas. Me sobresalté al ver su dedo índice izquierdo apoyado sobre uno de los barrotes laterales de la cama. Formaban una cruz. Su dedo apuntaba en dirección a la etiqueta del colchón en la que pude leer: <<Confíe en nuestros colchones y tendrá felices sueños>>.
Me reí a carcajadas. Ahora sí estaba seguro de ver una ligera sonrisa en las comisuras de los labios de Fátima. Ella empezaba a confiar en la vida. Yo también.
(continuará…)
PROPUESTA FINAL:
Estos sueños que tiene el Doctor Moratinos que en realidad están provocados por el sentimiento que ya tiene hacia Fátima, actúan como una especie de guía para que ambos comiencen a desarrollarse como seres humanos más completos, es decir, como en realidad SON, porque no les falta nada, el problema es que aún no son conscientes de todo lo que comprende SER. En estos sueños recogemos consejos o inspiraciones muy sencillas para el avance de ambos.
Precisamente Fátima tuvo un accidente y su personaje que se dibuja inicialmente de forma general se destaca por su pesimismo e imaginación negativa.
El primer sueño del Doctor Moratinos gira en torno al mundo de las EMOCIONES y lo imprescindible que resulta la CALMA para no pensar, decidir, hablar, actuar CAPTURADOS por las EMOCIONES que más nos complican la vida, como el MIEDO, EL ENFADO, LA RABIA, LA IRA…
Muchos pensarán que hoy día no es muy fácil conseguir la CALMA interior, pues aparte de los conflictos con nosotros mismos y con otros, estamos rodeados de estímulos que de por sí pueden resultar estresantes y provocadores de estados interiores poco relajados, pero precisamente en este segundo sueño, ya hay un sugerencia clara para recuperar más y más calma y por tanto BIENESTAR.
Una sugerencia que está totalmente en la onda actual de la práctica de MINDFULNESS o PRESENCIA MEDITATIVA sobre la que tanto se habla y se escribe últimamente y que cada vez son más y más la personas que se apuntan a aprender, a entrenar y a incorporar con persistencia en su vida diaria.
Saber estar presente es vaciarse del ruido mental extenuante, de pensamientos repetitivos y negativos, del enfoque miedoso, de la imaginación negativa, de la codicia y el deseo incansable de la mente del hombre moderno occidental.
Una vez que nuestra riqueza intelectual ha llegado a su zenit formándonos, aprendiendo, profesionalizándonos etc. debemos recuperar la CONFIANZA de un niño cuando confía en sí mismo antes de que reciba mensajes que socaven su autoestima y es capaz de atreverse a cualquier cosa, la CONFIANZA de un niño con una mente abierta a lo que vive en cada momento, la CONFIANZA de un niño con una presencia total ante lo que hay y sucede en cada momento.
Parafraseando a Jon Kabat –Zinn [1], suponemos que lo que pensamos –las ideas y opiniones que tenemos en un momento determinado—son la verdad acerca de lo que hay ahí fuera, en el mundo y aquí dentro, en nuestras mentes. Sin embargo, la mayoría de las veces esto no es así. Pagamos un precio muy alto por esta suposición errónea y no examinada, por el hecho de no tener en cuenta, de forma casi deliberada, la riqueza de nuestros momento presentes. Esto tiene secuelas, que se van acumulando silenciosamente e influyen en nuestras vidas sin que lo advirtamos ni seamos capaces de hacer nada al respecto (…). Nos encerramos en una ficción personal, según la cual ya sabemos quiénes somos, ya sabemos dónde estamos y a dónde nos dirigimos, ya sabemos qué está ocurriendo, y mientras tanto permanecemos envueltos en un velo de pensamientos, fantasías e impulsos, la mayoría relacionados con el pasado y el futuro…
Precisamente el libro que cito a pie de página de este autor trata sobre cómo despertar de tales sueños y pesadillas en las que suelen convertirse estas fantasías para vivir MAS PRESENTE Y CON CONFIANZA.
Así que la PROPUESTA FINAL de este sueño es precisamente su lectura.
[1] Mindfulness en la vida cotidiana. Ed. Paidós, 2009.
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