COACHING LINGÜÍSTICO: UN PROCESO DE APRENDIZAJE CON ALMA
Hoy, en nuestro blog, toca leer a una profesional que además es pionera en Asturias, diría mejor, en España de una especialidad de COACHING. El título de su post ya nos adelanta la idea. No os perdáis su contenido. Os aportará una visión llena de posibilidades para el APRENDIZAJE DE IDIOMAS, pero no cualquier aprendizaje, sino un APRENDIZAJE CON ALMA.
Ella es CRISTINA PECHARROMÁN
FUNDADORA DE GAELIA FORMACIÓN, FORMADORA EN INGLÉS EMPRESARIAL Y COACH LINGÜÍSTICA, MIEMBRO DE LA AICM.
LICENCIADA EN FILOLOGÍA INGLESA CON DOS AÑOS DE DOCTORADO EN LENGUA INGLESA , LITERATURA NORTEAMERICANA Y MASTER EN ESTUDIOS DE GÉNERO , HA ESTUDIADO EN LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE MADRID, SYRACUSE UNIVERSITY (NEW YORK), HEIDELBERG (ALEMANIA) Y EDIMBURGO (ESCOCIA).
A SU EXPERIENCIA DE MÁS DE 20 AÑOS EN EL MUNDO DE LA ENSEÑANZA HAY QUE AÑADIR SU ESPECIALIZACIÓN EN EL ENTORNO EMPRESARIAL, HABIENDO COMPLETADO SU CURRICULUM EDUCATIVO CON EL OBJETIVO DE PODER DISEÑAR UNA FORMACIÓN EN INGLÉS A LA ALTURA DE LAS NECESIDADES DE LOS PROFESIONALES EN EL MUNDO DE NUESTROS DÍAS.
ACTUALMENTE SE ENCUENTRA REALIZANDO ESTUDIOS DE INVESTIGACIÓN SOBRE COACHING LINGÜÍSTICO Y SU ADAPTABILIDAD EN EL CAMPO DE LOS IDIOMAS PARA LA FORMACIÓN CONTINUA EN EL ÁMBITO DE LA EDUCACIÓN Y LA EMPRESA.
Decidí aproximarme al mundo del coaching porque tenía dos propósitos bien definidos: Mejorar mi vida y la de las personas que me rodeaban, especialmente la de mis alumnos. Tras un camino vital en el que he interpolado continuamente los papeles de estudiante de inglés y profesora de dicha lengua, me di cuenta un buen día de que todos los conocimientos que había aprendido en la universidad, si bien me otorgaban la fuerza y la confianza para dedicarme a la docencia, no eran suficientes si realmente quería lograr resultados de éxito en mis alumnos. Llegué a la conclusión más sencilla y hermosa de cuantos razonamientos habían llegado a mi mente para comprenderla, que el aprendizaje de una lengua es un proceso ”con alma” en el que se ven involucradas las emociones en un porcentaje muy elevado, y requiere elevar el nivel de conciencia para hacer efectivo que una persona que ha pasado toda su existencia pensando que es incapaz de hablar otra lengua que no sea la suya propia, se vea capaz de desenvolverse en situaciones de la vida cotidiana manejando las estructuras básicas de dicho idioma.
O sea, casi un milagro, podríamos pensar. Y desde luego los milagros suceden cuando se cree en ellos.
En otras palabras, consideré que mi acercamiento al estudiante de lengua inglesa debía cambiar con respecto al enfoque que se había realizado tradicionalmente. No era cuestión de “derramar” sobre ellos el peso de una gramática o de un léxico a veces impronunciable, sino más bien se trataba de un asunto de” lidiar” con las emociones de los estudiantes antes de comenzar el proceso de coaching lingüístico y durante todo el transcurso del mismo. Juzgué de máxima importancia utilizar las herramientas del coaching que tan buen resultado me habían dado en diversas áreas de mi vida personal. Era necesario abordar al futuro alumno/coachee formulando las preguntas correctas sobre sus experiencias pasadas en el uso del inglés, cómo se había sentido, y sobre todo a dónde quería llegar y para qué.
Comprobé con satisfacción que tras una primera entrevista en la que se ponían las cartas sobre la mesa, el alumno/coachee se relajaba, sonreía y se dejaba llevar, entregándose sin resistencia casi sin percatarse de ello y comprometiéndose con todo el proceso de aprendizaje.
Hasta ahora, muy bien, diréis. Pero ¿puedes explicarme algo más que es eso del coaching lingüístico?.
Desde mi particular visión de la realidad un coaching lingüístico es un proceso de acompañamiento en el que un coach o facilitador que es a menudo el profesor, guía y favorece el proceso de aprendizaje de otra lengua en el alumno o coachee, enseñando no solo la lengua” per se” en toda su complejidad e idiosincrasia, sino proporcionando a dicho alumno/coachee las herramientas emocionales necesarias para llegar a sus objetivos con éxito.
De este modo, un proceso de coaching lingüístico tendría las siguientes etapas:
- Punto de partida. ¿Dónde estamos?. – Es importante tener una charla previa con el coachee/alumno para que nos cuente cual es su estado actual, sus sentimientos y sus experiencias pasadas en la adquisición y manejo de la lengua inglesa. De este modo se abre con el estudiante un espacio de confianza donde el coach pone en marcha su escucha activa para que el alumno se sienta comprendido y libere sus posibles miedos y frustraciones anteriores.
- Valoración. ¿Qué sabemos sobre la lengua? ¿Cuáles son nuestras competencias y habilidades?. En esta etapa, el coach inicia una pequeña conversación con el coachee para valorar su discurso, su capacidad de comprensión oral, e incluso le puede preguntar por su escritura y la manera de enfocar un texto. Todo dirigido a que el coach/profesor entienda cual es el nivel del alumno/coachee en todas las áreas de la lengua y emita una valoración correcta de su momento presente en el proceso de asimilación del nuevo idioma.
- Plan de acción. ¿Hacia dónde vamos? De nuevo a través de preguntas poderosas y bien planteadas, el coachee se compromete a seguir un plan de acción guiado continuamente por el coach/profesor. Este plan consta de una duración en el tiempo y en el espacio y está perfectamente secuenciado, de forma que el coachee/alumno no sienta la tentación de aplazarlo o procrastinar.
- Enseñanza de la lengua. ¿Nos ponemos con la parte técnica? En esta etapa, el coach adopta el papel de profesor de lengua y comienza la parte lingüística y centrada en la adquisición del idioma como tal, sin cambiar su actitud de facilitador y orientador, de tal manera que el coachee/alumno sienta la lengua y viva el proceso de aprendizaje de manera experiencial y positiva.
- Feedback del alumno/coachee. ¿Cómo te has sentido?. Es el momento en el que nuestro coachee/alumno nos transmite sus impresiones sobre la sesión, lo que permite al coach/profesor valorar el trabajo realizado y lo que aún queda por hacer en el futuro.
En las sucesivas reuniones entre el coach/profesor y el coachee/alumno estas tres primeras etapas se acortan pero no se prescinde de ellas. Es decir, en todas las sesiones el coach/profesor conoce perfectamente la disposición y la situación emocional del coachee/alumno, lo que permite que se cree entre ellos una relación abierta y honesta en la que no tienen cabida los secretos o la ocultación de cualquier preocupación por parte del alumno/coachee.
Se va desarrollando un camino “de subida de escalera irregular», como sugiere Rachel Palin, autora del libro Neurolanguage coaching. Una escalinata de aprendizaje en la que hay escalones más largos que exigen un esfuerzo mayor que nos fatiga y desilusiona a veces, pero que se compensan con otros más cortos en los que notamos que entendemos más palabras y somos más ágiles hablando. Es un largo sendero cuyo objetivo ya no es la excelencia. La meta es partir y sentir, emprender un viaje enriquecedor en el cual no solo exploramos todo el potencial lingüístico que poseemos, sino que adquirimos las destrezas y herramientas adecuadas que podemos aplicar a otras esferas de nuestra vida para lograr nuevos éxitos. Porque si somos conscientes de nuestra fuerza interior, el cerebro se pone de nuestro lado. Nada queda cerrado, y al final de ese ascenso pedregoso y lleno de tropezones, probablemente sea un paisaje asombroso lo que nos espere, que pueda ser disfrutado, amado y casi venerado con los mágicos ojos del descubrimiento.
Cristina Pecharromán
Coach lingüística
Formadora en inglés
No Comments